.:Imaginada:.

Imaginada, pero la verdad fue mejor que soñada..

Friday, October 31, 2008


Claro que Calderón hizo mal al afirmar que la crisis económica mundial nos afectaría sólo como un insignificante catarro. Cree que el pueblo es pendejo, que no sabe ni escucha a los medios de comunicación, a los supuestos expertos que salen en la radio hablando a todas horas de los efectos de la crisis en México. Si de por si la mitad del país no cree en él como presidente legítimo de la nación, este comentario respecto a la realidad actual le quita todavía más credibilidad.

En algo sí es congruente: considera que la crisis es un problema más bien chiquito y así es como obra, con acciones chiquitas que sustancialmente no permitirán que el país supere esta etapa difícil de inicios de siglo XXI. Claro que será histórico lo que estamos viviendo, claro que dentro de unos años se incluirá en los libros de texto como la crisis norteamericana de 1929. Si aquella afectó a todo el mundo, esta tendrá consecuencias inevitables en México, aunque no sé si Calderón sepa de historia o comprenda lo que significa una crisis, no sólo según la RAE, si en contexto histórico.

Supongo que lo que nuestro derechista presidente sabe bien en cuestiones históricas es la forma en que el gobierno se maneja hacia el pueblo: mintiendo, escondiéndole la realidad que no es capaz -o que no tiene la intención de- transformar en pos del bien común de los mexicanos.

Estaba leyendo en La Jornada que una opción puede ser comprar Banamax ahora que podríamos y luego revenderlo o algo así. Habrá que ver qué decide hacer el gobierno, aunque para las ideas que le surgen, son tan peligrosas sus propuestas como que decidan no hacer nada y quedarse en sus respectivas cámaras rascándose las bolas.

Thursday, October 30, 2008


En los últimos 14 años se han invertido en México 200 mil millones de dólares con la intención de mejorar las condiciones de pobreza, me informa La Jornada el día de hoy. Si fuera verdad, sería una buena noticia el hecho de que el gobierno al menos dedique una parte de su atención a una de las realidades sociales más importantes del país.

Lo cierto es que se han promovido programas sociales como Progresa u Oportunidades, aunque según me he informado, éstos sólo benefician a los pobres en un nivel estándar, por decirlo así, mientras que los millones de mexicanos que se encuentran en condiciones de pobreza extrema -entre ellos los indígenas que viven apartados- no se ven beneficiados en lo más mínimo y continúan su diario vivir sin alimentos, sin dinero, sin educación y sin atención médica.

Como ya dije, de ser cierto que se ha invertido tal cantidad para tal causa, es para la nación una buena noticia. Pero, como al parecer se manejan siempre las cosas aquí, a cada buena noticia le sigue una mala: la pobreza ha aumentado un 38.8% a pesar de las medidas. No hay congruencia. Si el estado está destinando algunos millones de dólares para combatir la pobreza, ¿por qué está crece de una forma tan escalofriante? Y lo peor es que los que se ven mayormente afectados no somos todos, sino (¿adivina?) ¡los más pobres entre los pobres!

Algo está haciendo mal el estado. No es ninguna novedad desde hace ya varias décadas. Pero lo que más me preocupa es que este crecimiento del porcentaje de niveles de pobreza en México está dado en base a la actualidad, sin tomar en cuenta todavía las inminentes consecuencias de la crisis económica mundial que estamos viviendo, sin tomar en cuenta los efectos que traerá consigo la Reforma Energética de PEMEX, gracias a la cual aumentarán los precios de ciertos servicios como la electricidad y, por supuesto, el propio petróleo.

Pareciera que estamos dentro de una espiral en la que no hay otra salida que la de cerrar los ojos y esperar a que este escalofriante porcentaje de pobreza alcance niveles exorbitantes. Y a los últimos a los que afectará todo esto es a los ricos (llamemos a las cosas por su nombre), a los dueños y soberanos sobre el territorio nacional, a los que se limpian el culo con billete verde.


¿Hasta cuándo?

Saturday, October 25, 2008


Según la RAE:

sindicato.

1. m. Asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros.


Defensa y promoción de sus miembros. Que bello sería si en México realmente los sindicatos se dedicaran a lo que indica mi querida Real Academia Española. Lo cierto es que desde hace décadas los sindicatos son más bien aliados del gobierno o de los dueños de la empresa en cuestión, quienes pagan generosamente a sus líderes el gran apoyo que les brindan al tener bien controladitos a los trabajadores y alejados de cualquier intención de sublevación ante el sistema patronal, por demás injusto.

Me duele que muchas veces los más importantes temas sociales del país sean entre todos cuestiones trilladas, de tanto que se ha hablado de ellas, de tanto tiempo que llevan siendo ejercidas sin que nadie diga ni pío. El problema de los trabajadores es uno de ellos.

¿Para qué repetir una vez más algo que todos ya sabemos a la perfección? Que la gran mayoría de los trabajadores, sobre todo los obreros, trabajan largas jornadas que van más allá del tiempo establecido legalmente, para recibir poco más o incluso el mismísimo salario mínimo, reverenda ofensa para la ciudadanía si tomamos en cuenta a cuántos putos salarios mínimos equivale el pago que se le da a los diputados por su "trabajo".


Mientras tanto, decenas de miles de familias comen sólo frijol con tortillas, miles de niños se ven obligados a trabajar en lugar de ir a la escuela, miles de mujeres por cuestiones de discriminación y falta de educación para todos no encuentran otra salida que la prostitución.

Y ahí están los sindicatos, siguiendo la misma maldita línea de corrupción con tal de salir beneficiados, sin importarles llevarse entre las patas a tanta gente que, aunque sabe que sus derechos como trabajador están siendo violados, no encuentra apoyo en sus líderes para exigir el respeto de sus garantías.

Sunday, October 19, 2008


Leyendo el blog de Generación Y se me abren los ojos frente a la realidad cubana actual. ¿Tener que pelear para poder obtener la porción semanal de alimentos? Lo cierto es que la situación se ha agravado por los recientes ataques de los huracanes Ike y Gustav, pero la cosa está ahí, ha estado así desde hace medio siglo. Mientras tanto, carteles con frases hechas inundan las calles de toda Cuba, con imágenes de los grandes "héroes" de la revolución e invitaciones a continuar la lucha.

¿Qué lucha? ¿La que mantiene al pueblo con hambre y en condiciones de pobreza sin oportunidad alguna de crecer? Últimamente se han tomado medidas severas en contra de los traficantes de productos no-oficiales, gracias a los cuales mucha gente tenía acceso a comida que el propio gobierno no puede, o quiere, brindarles. Sigo pensando que el bloqueo económico al cual se ha visto sometida la isla desde hace cincuenta años tiene gran cantidad de culpa de la pobreza que se vive, pero el gobierno no ha sabido brindarle al pueblo lo que es del pueblo.

Si mis hijos pasan hambre, ¿con qué idea crecen acerca del socialismo? La de la miseria que vivieron. ¿Con qué esperanza crecen? La de que un día termine todo eso y puedan tener acceso a más variedad de comida y un sin fin de productos a los que sólo tienen acceso gracias al tráfico no-oficial. Lo cierto es que Fidel no ha sabido sacar adelante a la Cuba por la que supuestamente luchó, y Raúl no parece tener muchas intenciones de modificar el sistema establecido por su hermano.

Esto no quiere decir que yo haya dejado de ser de izquierda. No. Sigo declarando abiertamente que tengo el corazón abajo y a la izquierda. Lo que pasa es que el ideal socialista no se ha sabido llevar a la práctica, a la realidad, sin que lleve consigo represión, falta de libertad y demás privaciones. ¿De qué vale una lucha para abolirlo si al final nos quedamos con lo mismo?

Tengo fe en que llegará el día en que la gente pueda expresar su opinión sin que ésta esté influenciada por mensajes subliminales en la televisión, sin tener que bajar la voz, sin la posibilidad de que termine siendo un preso político más. No importa si se trata de extrema derecha o ultra izquierda, si no se sigue la voluntad soberana del pueblo, de la gente, de las verdaderas mayorías, toda máscara es vana.

El problema es que estos inicios del siglo XXI no son el momento apropiado para la sublevasión. Todos los que vivieron en los 50s, 60s y 70s, los que sintieron en su momento la necesidad de rebelarse contra un estado en contra de la voluntad del pueblo, deben estar ahora con toda esperanza bien muerta, con la desepción paseándose constantemente frente a sus narices. Y las nuevas generaciones estamos tan embelesados con las tipas desnudas de la t.v., con el ordenador, el internet y las nuevas tecnologías, que a penas nos damos el tiempo para pensar que cada hora que pasa cientos de mexicanos habrán muerto de hambre, que casi doscientas personas están encarceladas por pensar de forma contraria al gobierno, que mientras tanto los diputados se compran casas en el extranjero y coches lujosos.

Ya basta. Se requiere de un cambio urgente. Pero para comenzar el proceso, necesitamos tomar conciencia de lo que nos ha tocado vivir como generación naciente, como juventud actual. Primero hay que conocer la realidad, para ubicar puntos negativos y positivos, hacer propuestas y luchar porque se lleven a cabo. Tampoco sirve de mucho ir a una marcha a gritar críticas y todo lo que está mal, eso todos lo sabemos. Si no se proponen nuevas alternativas, de nada sirven las quejas.